Una de cal y otra de arena
El Sevilla pierde (o le quitan) dos puntos en Eindhoven tras un gol en el tiempo de descuento después de un partido de momentos muy dispares
Porque el sevillista se fue a cenar al descanso viendo el punto en Eindhoven como oro puro y se fue a la cama tras el final del encuentro viéndolo como un punto que sabe lo más amargo posible. Las circunstancias lo hicieron así. Será que los árboles de la segunda parte no dejan ver el bosque de un partido entero. La alineación que presentó José Luis Mendilibar en Holanda dejó muchas evidencias. Entre otras que el técnico de Zaldibar se empeña en un doble pivote con Rakitic siendo el que manda en la salida de balón, y anoche se volvió a ver esa falta de músculo que te aporta el binomio de Sow-Fernando. Si bien antes del partido ya se puede observar ese agujero en el mediocampo, aún Mendilibar es capaz de sacar la pala y cavar más si Suso es el apoyo del centro del campo. Por supuesto, la idea duró los veinte minutos que tardó en mandar al gaditano a la banda derecha, siendo Lukebakio quien aportaba un mayor físico a la zona del medio.
El rival pudo hacer varios goles en ese primer tiempo, gol anulado incluido. Tillman, muy solo, lideraba los ataques que repelía una zaga muy bien organizada. Precisamente, el drama de agosto es el mejor solventado, pues juegue Gudelj, Sergio Ramos o Badé la diferencia es muy pequeña; los dos primeros fabrican el 0-1 que acaba con asistencia del segundo y gol del primero; el talón de Aquiles está en otras zonas.
Con el descanso al Sevilla se le vio otra cara, también al colegiado. Daniele Orsato, apunten su nombre; el mismo que hace solo unos meses, en el mismo estadio y en el mismo partido, hizo oídos sordos a una agresión por parte de un aficionado local hacia Dmitrovic, como si no pasara nada. Si se pudieran sacar tarjetas a los aficionados, él lo habría dejado en un aviso.
Anoche optó por ser el gran protagonista: anuló un gol por mano que él entendió como legal en una jugada que el VAR rearbitra, Pedrosa tiene la mano pegada al cuerpo, no gana ninguna ventaja, no se la puede cortar y no es clave para que el balón acabe en el fondo de la red. Irrati desde la pantalla no tuvo dudas, puede que fuera el único.
Tras el 0-1 y faltando cuatro minutos del tiempo reglamentario, el árbitro italiano, país que no tiene buenos recuerdos de los hispalenses de la última edición de la Europa League, señaló un penalti a favor de los holandeses en una acción en la que el contacto de Sergio Ramos con el jugador rival dentro del área es inexistente. No hay una repetición en la que se aprecie contacto siquiera, más bien un resbalón del jugador del PSV. El VAR está para estas cosas, el árbitro puede ir a ver la acción si es dudosa, pero ni una ni la otra, decisión firme.
Una de cal y otra de arena. Empata el PSV en el 86' y acto seguido, en una gran acción de Juanlu por la derecha, En-Nesyri ponía el 1-2 que parecía llevar los tres puntos a Nervión. El marroquí estaba en el punto de mira tras errar un mano a mano con el portero a comienzos del segundo tiempo. Del disgusto al éxtasis.
Y ya cuando el partido agonizaba, más que controlado en los últimos instantes por los hispalenses, un error de Sergio Ramos, ese que tan buen partido había completado, provoca una falta lateral, muy discutible, que termina con el 2-2 a falta de un minuto para el final del encuentro. El Sevilla, en esta ocasión, sí que se dejaba empatar; aquí no se puede discutir al colegiado. La falta previa, aunque discutible, es muy evitable. La sombra alargada del árbitro no puede dejar de evidenciar las lagunas de un partido que, pese al desenlace final, pudo haber sido incluso peor si se mira en lo general.
La inesperada victoria del Lens frente al Arsenal deja ese punto que parecía hasta bueno en el descanso en un color muy oscuro. Ahora, el Sevilla está obligado a sacar puntos frente a los ingleses, el grupo se ha igualado de forma dramática. Lidera el Lens, pero el Sevilla lideraba a dos minutos del final de su partido. Orsato no quiso, pero el Sevilla tampoco hizo un partido perfecto. El sabor del punto lo decidirán los próximos encuentros. Por ahora, ni fu ni fa.
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