Y fin
Con su despedida, Monchi pone fin a su segunda etapa en Nervión para probar suerte en el Aston Villa
Una pesadilla, así ha descrito Monchi el desenlace final a su segunda historia de amor con el Sevilla. El gran artífice de los grandes éxitos de la historia reciente del conjunto nervionense se marcha a Inglaterra tras unas semanas en las que se pasó del éxtasis, después de conseguir la séptima Europa League, a un nuevo capítulo de crisis institucional, uno más de tantos.
Un circo todo lo ocurrido en este “tira y afloja” del consejo de administración y el ya ex director deportivo, que pone el foco en las limitaciones impuestas en los últimos meses a la hora de poder realizar su trabajo con total normalidad. Él no quería irse, le han empujado, o eso se puede leer entre líneas tras su rueda de prensa de despedida.
Porque la temporada tuvo un final feliz, muy feliz para el sevillismo, pero no hay que olvidar el trayecto hacia ese éxito: los fichajes de verano, cuyo rendimiento general roza la mediocridad; la destitución de Julen Lopetegui y la posterior contratación de Jorge Sampaoli como su sustituto, sin la aprobación del director deportivo; coqueteo con el descenso hasta marzo, hasta que aparece la figura de José Luis Mendilibar, que en un principio llegaba con la única misión de salvar la categoría.
Con el éxito de volver a tocar plata, Monchi vio que era el momento de dar un paso al lado. No lo habría hecho en caso de ruina económica, en mitad de tabla y sin competición europea por primera vez en las últimas diez temporadas. Vio que tenía la oportunidad de irse por la puerta grande, a descansar a San Fernando, pero se topó con el escollo de la cláusula de rescisión.
Es entonces cuando aparece la gran sospecha del consejo de administración: el Aston Villa de Unai Emery, que ofrece a Monchi una buena oportunidad para probar suerte en la Premier League. Juntos habían hecho historia en Nervión en el pasado y eso tiraba mucho al de San Fernando.
“No me quería ir del Sevilla, me voy por respeto al Sevilla, no me voy por dinero”, así se ha querido defender Monchi, antes los rumores de su marcha por una oferta económica mayor. Su sueldo será similar en Inglaterra al que tenía en Nervión. Mucho ruido para tanto silencio entre todas las partes implicadas en este culebrón.
Antes la cara de incredulidad del presidente, el cual había tratado de amortiguar el golpe previamente abriéndole las puertas a un posible regreso, al escuchar la versión de Monchi en su despedida, el ya ex director deportivo del Sevilla dice adiós a Nervión tras 34 temporadas repartidas entre jugador y directivo en tres etapas diferentes. Se va con la conciencia tranquila, pues sabía que el sevillismo merecía saber la verdad y no dejarles el recuerdo de un villano que dejó al equipo de su vida con la planificación de una nueva temporada por hacer. Quería dar los motivos, sin paños calientes y eso, en gran parte de la afición, ha calado.
De la mano de su nuevo director deportivo, Víctor Orta, se buscará corregir los errores de esta pasada campaña y armar un equipo acorde a lo que exige su técnico. Se va el arquitecto que convirtió a un equipo de segunda división en un grande europeo. Nervión no olvida y Monchi tiene las puertas abiertas, pero eso es ya otra historia. El culebrón Monchi se terminó. Fin.
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